Este 7 de noviembre se conmemora el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el impacto del bullying y la urgencia de promover ambientes seguros en los establecimientos educacionales. En Chile, las cifras son alarmantes: un 84% de los estudiantes ha presenciado episodios de acoso escolar, lo que evidencia la necesidad de cambios profundos en el modo de abordar la convivencia escolar.
«La convivencia escolar debe estar en la mesa de cada una de las familias», afirmó Paz Lorca, directora de la Escuela de Desarrollo Social y Educación de IACC. En este sentido destacó que la convivencia no se limita a la mera imposición de normas, sino que implica la participación activa de todos los actores de la comunidad educativa. «No basta con establecer reglas conductistas; es un proceso de creación conjunta, de aceptar y construir normas que refuercen la convivencia, incluso en el día a día».
Uno de los factores que contribuyen a la violencia escolar es el entorno social en el que crecen niños y adolescentes, expuestos a estímulos inadecuados y con acceso ilimitado a las redes sociales. «Vivimos en una era de inmediatez que afecta tanto a niños como a adultos», explicó Lorca quien agregó que “la tolerancia a la frustración es baja y esto se refleja en conductas impulsivas». Explicó, además, que, desde la neurociencia, se entiende que, hasta los 20 años, el cerebro no ha desarrollado completamente las funciones ejecutivas de toma de decisiones, y esto refuerza la importancia de la guía adulta.
«Los niños funcionan más en tribu, donde las palabras de sus pares tienen mayor valor», indicó, añadiendo que, por eso, el rol del adulto en una crianza respetuosa es clave: “estar presente, conocer las amistades de sus hijos, y acompañarlos sin interferir excesivamente. Además, los padres deben involucrarse activamente con las escuelas, estableciendo una comunicación constante con los profesores y participando en instancias como las reuniones de apoderados”, sostuvo.
Cuando un niño sufre bullying, la intervención temprana y la comunicación efectiva entre padres y escuela son esenciales. «El profesor, que pasa más tiempo con los estudiantes, suele detectar estas señales antes que los propios padres», explicó Lorca. También señaló la importancia de poner límites, como evitar que los menores se duerman con el celular, y de recurrir al apoyo de instituciones como la PDI o Carabineros en casos de ciberacoso.
Este llamado a la acción enfatiza el rol de las familias y la comunidad educativa en la creación de entornos seguros y comprensivos. IACC, comprometido con una educación de calidad, promueve el fortalecimiento de la educación emocional y la participación activa de todos los actores para generar un impacto positivo en la convivencia escolar.