Albert Sangrà, especialista internacional en educación a distancia
“Ante la emergencia, virtualizar las aulas no es educación online”
Una vez desatada la epidemia de covid-19 en el país, suspender las clases fue una de las primeras medidas para evitar aglomeraciones y contagios, lo que llevó además a plantearse una rápida migración hacia la educación online. Por ello, conversamos con Albert Sangrà Morer, director de la Cátedra UNESCO en Tecnología y Educación para el Cambio Social en la Universitat Oberta de Catalunya y miembro asesor de la junta directiva de Instituto Profesional IACC en Chile, ambas instituciones 100% online.
¿Cuáles son los mayores desafíos de la educación online a raíz de la pandemia y los riesgos en su implementación?
Dar una respuesta inmediata a la situación de emergencia educativa actual. La educación a distancia ya se ha encontrado, a lo largo de la historia, en situaciones críticas como esta, siendo revalorizada.
Sin embargo, el mayor riesgo que observo es que la aplicación de la educación online no se haga bien, es decir, se haga de forma que intente replicar demasiado a la educación presencial, y sus resultados no sean buenos. Si esto sucede, nadie culpará a las instituciones y docentes que la aplicaron mal, sino que responsabilizarán de ello a la propia educación online, en general. Eso sería un tremendo error.
¿Es un error confundir la educación online con el simple hecho de utilizar la tecnología para impartir clases bajo la lógica presencial?
Por supuesto, y si queremos obtener buenos resultados es un error bastante grave. No se trata solo de grabar un video con la lección o de colgar un documento en PDF para que los estudiantes accedan a él. Tenemos que entender que nuestro objetivo no es el autoaprendizaje, sino una educación online que se base en el acompañamiento de los docentes a sus alumnos.
¿Qué tan complejo es convertir a un docente presencial en uno con capacidad para enseñar a distancia?
El profesorado ya dispone de unas habilidades desarrolladas mediante su experiencia en el aula presencial y formación permanente. Diseñar y ejercer la docencia en línea exige añadir nuevas competencias a las que ya tenían. Eso es algo que todo el mundo debe entender: la educación online está enfocada en docencia y aprendizaje, fomentando la participación del estudiante, retroalimentando sus evaluaciones y llevando a cabo un rol tutorial.
¿Cuáles serían sus consejos para aquellas instituciones que se ven forzadas a mudarse al área virtual?
Que lo hagan con humildad, pues en educación, la soberbia solo sirve para fracasar. Les recomendaría que busquen colaboración. Una buena institución de educación presencial no tiene por qué ser igual de buena en educación online. No podemos hipotecar una generación porque no tuvimos el cuidado al estructurar una solución de educación en línea de alta calidad. En este contexto, IACC y su experiencia como institución 100% online es fundamental como referente de garantía. Es sabio considerar la experiencia de otros.
¿La educación online puede absorber a la presencial y reemplazarla a la brevedad manteniendo la calidad de enseñanza?
No cabe ninguna duda de que la educación online dará un salto cuantitativo importante. La educación presencial continuará existiendo, sobre todo aquella de calidad. Lo importante es que la educación online que se presente estos días se haga bien y genere confianza entre la población.
¿Se puede realizar una transformación digital en lo que dure la cuarentena en Chile?
Vamos a sufrir un profundo cambio cultural. En estos momentos solo se están dando pasos en la línea de soluciones de emergencia. Espero que la educación online en Chile se consolide como una modalidad respetada y valiosa para el crecimiento del conocimiento y de la economía del país.