Chile es el país con mayor inversión en explotación minera por superficie de territorio y no sólo de cobre, sino de otros recursos como molibdeno, hierro, plata y oro. Este liderazgo no sólo se debe a la tecnología, sino a la calidad de nuestros mineros y mineras.
Es un trabajo sacrificado y que demanda constantes capacitaciones para estar al día con aplicaciones digitales que perfeccionan un proceso de extracción y refinado cada vez más sostenible y donde se minimiza el impacto al ecosistema.
Por ello, tienen una gran responsabilidad entre manos, al contribuir en el desarrollo económico de nuestro país y donde uno de los desafíos más grandes es la sustentabilidad global del proceso, especialmente en el ámbito de la energía y agua, tanto en la faena como en el tratamiento mineral.