Como una inversión en calidad de vida, al permitir compatibilizar mejor el quehacer familiar con el trabajo debería tomarse la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales recientemente aprobada por el Congreso a instancias del ejecutivo.
Hace tres años, antes incluso de la primera discusión que se hizo respecto del proyecto en la Cámara de Diputados, implementamos un sistema laboral de 39,5 horas semanales que no sólo aumentó el bienestar de nuestros colaboradores, sino también la productividad.
Principalmente vimos en esta idea, que ahora se extiende al país, la posibilidad de generar condiciones acordes con los cambios experimentados por la sociedad permitiendo que los trabajadores valoraran la felicidad de pertenecer a una institución preocupada por ellos.