Desertificación: Actuar antes que sea tarde


    En el Día Mundial del Medio Ambiente, poco se habla de la desertificación, relacionada con la degradación del recurso suelo en zonas áridas y semi áridas, por la acción del agua, el aire y sobre todo por la acción del hombre sobre este, causando la pérdida de sus propiedades, principalmente su capacidad de ser cultivable. 

     Aunque se piense que este fenómeno puede causarse por los estragos del cambio climático y la escasez hídrica, hay que destacar que acciones como la deforestación, el cambio de uso de suelo y el sobrepastoreo aumentan más las consecuencias sobre la superficie del suelo, por lo que es relevante tomar medidas tras la remediación de esta problemática. 

    Actualmente en Chile existe un Programa de Acción Nacional de lucha contra la Desertificación, la degradación de las tierras y la sequía, cuyo objetivo principal es monitorear las causas que producen la desertificación y degradación, fomentando buenas prácticas y manejo sustentable del suelo, por medio de acciones específicas en alianza con las instituciones relacionadas con el cuidado de los recursos naturales y sobre todo en marco de las normativas vigentes.  

    Estas estrategias surgen por la necesidad de frenar las consecuencias de la desertificación que actualmente se hace notar en el sector norte del país. Principalmente, en donde las características propias de este tipo de suelo lo hacen susceptibles a la erosión, situación que se evidencia con el aumento del avance de desiertos en zonas donde específicamente existen monocultivos para exportación, lo que permite evidenciar la relación causal de estas prácticas. 

    Todo lo anterior es un antecedente que permite alinear acciones para frenar consecuencias que para generaciones futuras sean irreparables, por lo que como pilar fundamental es fortalecer la educación ambiental en estas temáticas, para conocer cómo gestionar prácticas que afectan directamente al medio ambiente, mediante planes de mitigación, compensación y/o reparación en conjunto a normativas que contribuyan a que las actividades productivas no sean sinónimo de daño directo en los recursos naturales, que a largo plazo puede ser irreparable, si consideramos la relación directa de la escasez hídrica, problemáticas que ponen en riesgo el medio ambiente. 

     

    Marcela Núñez Castro, Docente de Energía Calidad y Ambiente, Escuela de Procesos Industriales 

     





    4 junio, 2024
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