Un reciente estudio de la Cepal señala que existe ‘un desajuste a nivel laboral entre ambas variables, generando un uso ineficiente de los recursos humanos’. Para solucionar este problema, deben coincidir los sistemas de educación y la formación profesional.
La incorporación de la tecnología en nuestra vida cotidiana impuso nuevos desafíos y hábitos que necesitan reforzarse para ser transformados en competencias y así facilitar la adaptación a este nuevo entorno, como ocurre en las carreras de especialidad técnica. De acuerdo a las necesidades del mercado nacional, automatizar tareas repetitivas y procesos comerciales, desarrollar talento técnico para la innovación, el marketing digital, el análisis de datos y el teletrabajo, son capacidades altamente requeridas.