Hace 30 años, cuando comenzó la masificación del uso de computadores, se cuestionó su uso como herramienta educativa y creo que hoy pasa lo mismo con la inteligencia artificial (IA), pese a sus aportes a nivel académico.
El debate generado por la aparición del chat GPT de Microsoft, es un reflejo de lo anterior. Lo nuevo, las herramientas desconocidas causan incertidumbre y se apuran juicios por el uso inmediato, sin reparar, por ejemplo, en las potencialidades predictivas y de enseñanza que pueden generar.
Soy un creyente de que la IA puede aportar mucho a la educación técnica profesional, ya que pueden usarla a su favor para aportar valor a su trabajo y a sus quehaceres diarios. La tecnología sigue un patrón que elimina los errores.